El amor, ¿una cosa del destino?

10 julio 2012

Gracias a Bloguzz y a Planeta he leído la novela debut de Natasa Dragnic que se llama Cada día, cada hora. En esta ocasión, y como los protagonistas en el libro, nadaré a contracorriente en este mar de letras virtual, pues temo que mi opinión sobre él dista de las leídas hasta este momento. 

Luka conoce a Dora el primer día de parvulario de esta. Desde entonces, ambos se hacen inseparables y a nadie le extraña, a pesar de que son como el día y la noche, pues ella es extrovertida y él contiene la respiración, hasta caer redondo al suelo, literalmente hablando, ante cualquier situación que lo sobresalte lo más mínimo.

Su lugar favorito es una roca donde juegan a adivinar las formas de las nubes. Aquí comparten sus sueños: ella quiere ser actriz y él marinero. Cualquiera diría que están hechos el uno para la otra y viceversa. Sin embargo, pronto sus planes cambian: Dora deja Croacia para irse a París pues a su padre lo han trasladado allí.

Así, la pareja se separa y los años pasan impasibles por los dos. El destino no obstante, los hace reencontrarse, cerca de veinte años más tarde, aunque por poco tiempo. De este modo, con idas y venidas pasará el tiempo, mientras Luka y Dora se preguntan si alguna vez podrán estar juntos para siempre.

Me ha resultado difícil leer la novela. No está mal escrita. La autora emplea frases muy breves y no abundan las descripciones, de las que no soy muy amiga. Mi principal problema ha sido su protagonista masculino. Lo definiría en dos palabras: miserablemente cobarde. Ella es la contrapartida a él. Sin embargo, no tiene la suficiente fuerza como para equilibrar la balanza. 

Además, aparece otro personaje, el tercero en discordia, al que él culpará de todos sus males. Este, una mujer, hará una cosa tremendamente fea, por llamarlo de alguna forma. El efecto que ha tenido en mí este hecho ha sido totalmente el opuesto al que pretendía conseguir la autora: sentir compasión por Luka. Sintiéndolo mucho, he despreciado esa parte del libro. Leía y no creía. ¿Era realmente necesario?  A esas alturas de la historia y teniendo en cuenta lo que pasa después... no hacía para nada.

Asimismo, el libro en general, resulta predecible aunque ciertos hechos me han cogido por sorpresa, especialmente los arriba mencionados.

La parte del libro que más me ha gustado es la primera, es decir, la infancia y adolescencia de los protagonistas. En los diálogos que aparecen aquí más que niños, los personajes parecen adultos. Aún así, esto no me ha disgustado mucho, pero sí me ha llamado la atención. En la etapa adulta de la pareja y en algunos fragmentos, hay azúcar de más, por decirlo así, pero no resulta muy empalagosa la lectura.

En lo que respecta al final de la novela, este es abierto. Así, a partir de este, para mí la historia sería prácticamente igual, los mismos hechos, pero la diferencia estaría en que él sería quien la buscase a ella y no al revés, no sé si me explico. 

En lo referido a la estructura, el libro se divide en unos cuarenta capítulos, todos breves. Cabe decir que la historia comienza por el penúltimo de ellos. Esta forma de organizar lo que se cuenta no me ha gustado: he tenido la sensación, en varias ocasiones teniendo que volver páginas atrás más de una vez, que estaba leyendo lo mismo. Y es que, hay párrafos que se repiten aquí y allá unas veces de forma literal y otras, de modo parecido. 

En síntesis, de ser de otra forma, hubiese resultado una novela ideal para el verano, pues parte importante de esta ocurre junto a la orilla del mar, pero como veis, no es un libro que recomiende pues no me ha hecho tilín, como se suele decir, no me ha atrapado. 

¿Qué os ha parecido a vosotr@s? Saludos, devorador@s. 

Novedades - La E. de los Libros

08 julio 2012

En esta ocasión, una obra de La Esfera de los Libros que, aunque me llama la atención, seguramente antes de leerlo veré su adaptación a la gran pantalla, una película que se estrenó allá por marzo de este año. 

-El exótico hotel Marigold de Deborah Moggach:

"Cuando Ravi Kapoor, un estresado médico londinense, se encuentra al borde del ataque de nervios conviviendo día y noche con su suegro, al que han expulsado del geriátrico por comportamiento poco decoroso, decide tomar una drástica decisión. ¿Y si le envía lejos, muy lejos, lo más lejos posible? Sus deseos parecen convertirse en realidad cuando su primo, el empresario hindú Sonny,  le anuncia que tiene pensado abrir una casa de retiro al más puro estilo británico en Bangalore. No será ni muy cara ni muy lujosa, pero los jubilados ingleses podrán disfrutar del cálido clima de la India y de un buen zumo de mango aderezado con unas gotas de ginebra. Ravi ve el cielo abierto y Norman, su suegro, parece dispuesto a vivir intensamente en el exótico hotel Marigold."

¡Saludos, devorador@s!