Las lágrimas del agua, de José Luis Hinojosa

30 octubre 2014

Paula es una arquitecta en paro que, cansada de su situación, decide arriesgarse y elegir otro camino profesional. Amalio es un joven de 17 años que comienza en el mundo de la moda desde abajo, convirtiéndose en pocos años en un grandísimo empresario. Llegará un momento en que el destino propicie el encuentro entre ambos.

A grandes rasgos esto es lo que podemos encontrar en Las lágrimas del agua, de José Luis Hinojosa. Esta novela, la tercera del autor, se divide en tres partes. En la primera de ellas nos encontramos con la historia de Paula, en la segunda la de Amalio y en la tercera se intercalarán las de los dos.

Para mí, este es el primer fallo de la obra: la estructura es confusa. Y es que comenzamos con la protagonista en 2007, pero saltamos al pasado y de ahí volvemos a ese mismo año y a la situación actual de Paula. La historia de Amalio comienza, sin embargo, en 1971, por lo que no son paralelas, tal y como había pensado tras leer la sinopsis.

Pero no es lo único que no me ha convencido. Los hechos que se suceden en la novela no me han impresionado, el autor da pistas que hacen ver qué ocurrirá. Las distintas tragedias que ocurren no me sorprendieron y mucho menos conmovido: el dramático desenlace no me despertó nada, más bien incredulidad.

Digo incredulidad porque en este libro todo lo veo demasiado forzado. Sí, es cierto que en un segundo todo cambia, pero se dan muchísimas casualidades. Además, en la última parte se introduce un elemento mágico que no casa con el resto del conjunto, pues hasta el momento lo que se pretendía era conseguir realismo.

El tema principal del libro es el amor, este es el motor de la historia, es el que va a hacer que Paula y Amalio se unan. Su romance no es el único que encontraremos en las páginas, pero sí es el más importante, el que más peso tiene, y no está bien trabajado. Es un amor a primera vista al que le falta desarrollo, que sucede muy deprisa, muy fácil.

Por otro lado, la pluma de Hinojosa no me ha gustado. La mayoría de las frases, sobre todo en la primera parte, no me dicen nada: sí, son poéticas, pero carecen de sentido. Así para mí, sobran páginas, porque además los hechos se repiten: la protagonista escribe una especie de diario sobre aquello que le ha ocurrido, hechos que el lector ya ha leído antes, ya conoce. Los diálogos tampoco creo que estén bien conseguidos: cada vez que habla un personaje, parece como si estuviese leyendo un discurso. Las conversaciones no son naturales.

Y, ¿no me ha gustado nada? De esta novela rescataría la descripción que hace de la crisis, la desazón que produce el estar desempleado, que no parado: estos sentimientos sí están bien conseguidos.

Pero como imagináis, para mí esto no es suficiente, pesan muchísimo más los contras. El mensaje está bien, pero no así la forma. Los saltos temporales, la prosa cargada, la falta de agilidad, lo predecible que resultan los acontecimientos más importantes que les suceden a sus personajes y lo exagerado de estos hechos, hacen que haya leído contando las páginas que me faltaban para terminarla. 

Si decido quedarme, de Gayle Forman

23 octubre 2014

Mía tiene diecisiete años, un hermano pequeño y unos padres modernos a los que les encanta la música. Ella misma toca el violonchelo, y lo hace la mar de bien, tanto que está a la espera de que la admitan en una prestigiosa escuela en Nueva York. Sin embargo, una nevosa mañana cambiará su vida para siempre: un accidente de tráfico le hará replantearse todo, le hará reflexionar sobre si quedarse y vivir o abandonarse y morir. 

Si decido quedarme, de Gayle Forman, no es un libro original. No es la primera vez que un personaje sufre un accidente que lo deja en coma, desligándose su alma de su cuerpo y pudiendo observar así, todo lo que ocurre a su alrededor. Es eso lo que le sucede a la protagonista: su cuerpo está postrado en la cama, pero ella ve y oye todo lo que sucede en torno a esa cama de hospital.

Es el cómo no tanto el qué lo que hace especial a esta brevísima novela: la pluma de Forman es magnífica, por no hablar de la estructura. Y es que vamos conociendo los momentos más importantes de la vida de Mía despacio y sin un orden aparente: son pequeños detalles los que le hacen a la chica recordar, y es a través de sus recuerdos como conocemos a su familia, a su novio, Adam, y a su mejor amiga, Kim.

Destaca de un modo especial la relación entre Mía y Adam: la música los unió en su día y ahora quizá los separe, porque él toca en un grupo que se hace, cada día que pasa, más famoso. El personaje de Kim también sobresale, aunque lo cierto es que el elenco de secundarios al completo está muy bien construido.

En cuanto al desenlace, pese a que ese final a mí no me pide una segunda parte, es redondo, estoy segura de que leeré Lo que fue de ella, la continuación.

En definitiva, este es un libro intenso y delicado, es profundo y emotivo, triste y duro, aunque esperanzador. Si decido quedarme es una de esas obras que duran un suspiro y se leen entre lágrimas. 

Los vigilantes del faro, de Camilla Läckberg

07 octubre 2014

Regreso a Fjälbacka por séptima vez. En esta ocasión, Camilla Läckberg nos presenta el crimen del nuevo contable del ayuntamiento del pueblo. La historia del joven taciturno se entrelazará con la de Annie, su novia de juventud, que ha vuelto, junto a su hijo pequeño, Sam, al faro propiedad de su familia.

Además de ellos dos, conoceremos también a los hermanos Vivanne y Anders, que han llegado con la intención de restaurar el antiguo balneario en el que el consistorio ha invertido una elevadísima suma de dinero.

En cuanto a los personajes principales, esos que llevan acompañándonos desde el comienzo, han sufrido un durísimo golpe, consecuencia de ese accidente de tráfico con el que se cierra La sombra de la sirena, el libro anterior.

Así, Patrik se reincorpora al trabajo tras el nacimiento prematuro de sus gemelos, mientras que Erica se dedica a sus tres hijos y en los ratos libres escribe su nueva novela, hasta que la curiosidad puede con ella y se ve implicada, una vez más, en la resolución del crimen. 

El equilibrio entre la trama policíaca y la sentimental, entre el crimen y lo que acontece en las vidas de aquellos que ya consideramos parte de la familia, es perfecto, como es habitual. Como en las anteriores entregas además, encontramos una historia ambientada en un tiempo pasado, finales del siglo XIX, que guarda relación con el caso. Esta parte se distingue del resto porque aparece en letra cursiva.

Aquí, no obstante, y a diferencia de las otras seis obras, el elemento sobrenatural cobra mucha importancia. Pese a que en un primer momento temí que esto pudiera restar credibilidad, lo cierto es que su inclusión es más que acertada. 

Sin embargo, el tema central es la violencia de género, un tema que ha estado presente desde La princesa de hielo, pues recordamos que Anna sufría malos tratos por parte de su marido, pero que ahora se vuelve fundamental, es más, es el motor que mueve la acción.

Esta entrega es la que menos me ha convencido de la serie, y no lo ha hecho porque es más lenta y hay tramas, como la de los hermanos y el spa, que no aportan nada a la historia, no encajan. 

Sus libros, por lo general, son frescos, amenos y muy ágiles, pero aquí la cosa ha perdido chispa. En teoría la serie estaba comprendida, en un principio, por siete libros, pero ya se ha publicado un octavo, La mirada de los ángeles, y este último tampoco parece ser el definitivo. Solo espero que ahí remonte, porque si continúa estirándose, por mucho que las tramas policíacas sean diferentes e independientes en cada entrega, la fórmula que tan bien le funciona a Läckberg se acabará por romper.