Letras audiovisuales

29 junio 2010

Mal vamos. Tengo reseñas atrasadas y una gran montaña de letras en mi mesita de noche. Poco a poco, tras los exámenes, voy volviendo a la blogosfera. La obra de hoy la he leído en un santiamén. Es una de las grandes apuestas de Bruño para este verano, lleva por nombre Skeleton Creek y su autor es Patrick Carman.

Fantasmas y sociedades secretas. ¿Buena combinación? Sí. Pero vayamos por partes. Ryan está en cama. Tiene la pierna hecha polvo. Tuvo un accidente en una excursión nocturna que hizo con su mejor amiga, Sarah, a la draga. La draga no es otra cosa que una máquina instalada en las afueras de Skeleton Creek, nombre del pueblo del que son ambos y cuya traducción es Arroyo del esqueleto (Lo sé, yo tampoco viviría en un sitio que llevase ese nombre).

¿Qué hacían allí? Todo comienza porque los protagonistas, en especial la chica, son unos culillos de mal asiento, vamos que cada dos por tres están metidos en líos. Esta vez, deciden investigar las razones que llevaron a poner ese nombre al pueblo. Creen que hay algún motivo oscuro y que el gran aparato del bosque tiene algo que ver.

Así que una noche deciden ir a la draga por si descubren algo… y lo que graba la cámara de Sarah los deja boquiabiertos. ¿Existen los fantasmas? Parece que sí y lo peor es que buscan venganza.

A partir de ahí los jóvenes van uniendo las piezas de un gran puzle en el que todos los habitantes de Skeleton Creek parecen estar implicados. Los dos investigan, pero por separado ya que tras la aventura en la que casi pierde la vida Ryan los padres de los chicos les han prohibido verse. ¿Cómo se comunican? Mediante los correos electrónicos y los vídeos.

La identidad del espíritu enfadado no es ningún misterio pues desde el principio sabemos quién es, pero no qué quiere. Se trata de Joe Bush un trabajador de la draga que falleció al enredarse su pantalón en el engranaje de la máquina.

Me ha resultado entretenida, aunque reiterativa. Los personajes no sufren evolución alguna y todo gira en torno al pueblo. En cuanto a los escenarios, aparecen pocos, pero la verdad es que no hacen falta más para el desarrollo de la trama.

Se lee de una sentada y está bien escrita. Cuando la recibí me llevé una grata sorpresa. Me encantó la presentación. La obra venía en una fundita parecida al cartoncito de las cintas de vídeo, esas que tenemos por casa pero que ya no usamos. También incluía, en vez de un separador, una postal cuadrada acorde con la historia.

Se supone que el libro es un diario, el de Ryan, así que su interior tiene forma de tal. Todo el texto está escrito en mayúsculas y la tipografía imita la personal. Al inicio de cada capítulo hay dibujos y cada vez que comenzamos uno podemos ver un vídeo que hay colgado en una página web. En total son nueve. ¿Los mejores? Bajo mi punto de vista el segundo y el último. El primero porque consiguió que saltase de la silla a pesar de que sabía lo que vendría; el segundo porque da pie a la continuación. Admito que creí que me iba a asustar, siempre he sido algo miedica, pero no. Es apto para cardíacos.

Aplaudo la iniciativa del escritor y de la editorial. Es una apuesta arriesgada, pero creo que en un futuro habrá más letras que vayan cogidas de la mano de lo audiovisual (yo es la primera que leo-escucho-y-veo) y me alegra. En fin, ya sabéis, en este caso no nos encontramos un To Be Continued al final de las páginas sino un Batería baja de la cámara hasta… la próxima parte. ¡Saludos devorador@s!

Agradecimientos Bruño

Una vez...Entonces...Ahora

24 junio 2010

Léela. No es una sugerencia devorador@, es una "orden". A un día de terminar los exámenes, os traigo una obra bonita, triste y necesaria. Se trata de una historia dividida en tres partes: Una vez, Entonces y Ahora. Hoy, las dos primeras.


Félix tiene diez años y vive desde hace tres en un orfanato situado en Varsovia. El año en el que se desarrollan ambas novelas es 1942, plena II Guerra Mundial. Como habréis podido imaginar, los padres del pequeño, judíos para más señas, se vieron obligados a dejarlo en el centro para protegerlo. Así, el niño sueña con que un día su familia vuelva a por él.

Cuando llegan los "hombres trajeados con unos brazaletes de tela en el brazo" y comienzan a quemar los libros de la biblioteca del orfanato, Félix cree que están persiguiendo a los libreros del país porque un día la Madre Minka, monja del centro, les mandó que ordenasen la biblioteca y no lo hicieron.

El caso es que al principio él está convencido de que tiene que ayudar a sus padres, quienes regentan una librería, para salvar todos los libros que pueda y contarles lo que ocurre. Así que ni corto ni perezoso se escapa para cumplir con su particular misión.

Sin embargo, poco a poco, deja a un lado su imaginación y va siendo consciente de que esos "hombres" no odian a los libros sino que lo odian a él, a los judíos.

A partir de ahí su aventura es una lucha continua por la supervivencia. Le acompañará una niña de seis años llamada Zelda, a la que rescata de un incendio.

En la segunda obra hay más tensión. Si en la primera me emocioné, en Entonces ya ni os cuento. Servidora era una fuente, pura lágrima viva al final de sus páginas. Me ha encantado la forma de expresarse del autor, Morris Gleitzman.

Como le pasó a Bookworm, me recordó por un lado, al Niño con el pijama de rayas pues el narrador es una pequeña personita. Por otra parte, la imaginación desbordante del pequeño me hizo recordar la película La vida es bella. Y es que es, en dos palabras muy especial.

Está, además, impecablemente bien traducida lo que facilita que te sumerjas en la trama. Es como si estuvieses allí, viviendo todo de cerca. Ya véis, ni una sola pega. Digamos que los libros se pueden leer de corrillo porque no hay salto de una parte a otra, como os he dicho al principio bien podía estar reunido todo en un mismo tomo. Otra cosa que me gustó: los subtítulos. Largos y bonitos, especialmente el de Una vez.

Por cierto que la editorial está preparando la última entrega, Ahora, para octubre de este año. Ya queda menos para continuar disfrutando de una historia de cinco estrellas que se merece (y mucho) un hueco en las bibliotecas de casa. ¡Hasta la próxima! ¡Suerte en los exámenes finales devorador@s!

Agradecimientos Kailas Editorial

Vivos y Muertos

22 junio 2010

Probablemente al leer el título del post estaréis pensando "¿Más historias de fantasmas?". No os voy a engañar, es una obra sobre los vivos y los muertos pero no otra más. Es fresquita, que falta hace ya con el calor que va haciendo, y entretenida, es... Entre luz y tinieblas de Laura Whitcomb.

Helen lleva muerta más de cien años. Es Luz. No recuerda cómo murió pero una parte de su interior le dice que lo merecía, por eso cree que no está en el cielo. Se aferra a los vivos para no caer en el infierno. De este modo, tiene señores o señoras a los que se une de un modo especial para poder "vivir" en la claridad y no en la oscuridad.

James es un chico que va a la clase del profesor Brown, el lazo que une actualmente a Helen con la vida. Sorprendentemente, el joven es consciente de su presencia. Ella, en un principio, desconfía de él. No es para menos, es la primera persona en ciento y pico de años con la que puede hablar.

¿Es James alguien especial? ¿Un médium tal vez? No. El chico es Luz, como Helen, pero ha encontrado un cuerpo en el que vivir. El vínculo que se establece entre ambos es especial. Son, podría decirse, dos personas destinadas a estar juntas pues parecen ser las únicas de su condición. Pero hay un problema: no  pueden tocarse, no se sienten el uno al otro.
La solución es que Helen encuentre un cuerpo vacío, es decir, un cuerpo cuyo dueño haya abandonado. Así, localiza a Jenny, una chica sobreprotegida por sus padres y muy religiosa. James también encontrará dificultades pues el joven amo del cuerpo, de nombre Blake, era adicto a las drogas. Como véis, no les será fácil mantener una relación, la cual resultará ser más carnal que amorosa.

Me ha gustado la forma de escribir de Whitcomb, especialmente cómo refleja el contacto de Helen con los vivos cuando vuelve a  la Tierra. Sin embargo, desde las primeras páginas he tenido la impresión de que la novela no estaba bien traducida. No lo puedo achacar a la forma de expresarse de la autora pues lo he leído en español, pero esa sensación me ha acompañado en buena parte de la lectura. No obstante, al margen de esto, se devora con rapidez y se disfruta.

Agradecimientos Nabla Ediciones

Ele de Letras - Nisa Arce

17 junio 2010


Ya era hora de que retomase esta sección. Volvemos a las andadas con Ele de Letras de la mano de Nisa Arce y su segunda novela Doce Campanadas. Las ciento ochenta y tres páginas duraron horas en mis manos. Estamos ante una obra ligera y entretenida sobre la madurez.

Doramas es un joven de Gran Canaria que trabaja en la capital como periodista. Hoy, día de Nochevieja, se dispone a coger un vuelo rumbo a su tierra sin embargo, sus planes se irán al traste por culpa del mal tiempo. Su viaje es cancelado y no le queda otra que quedarse en su apartamento sin más compañía que las interminables galas de televisión.

Ante la perspectiva recuerda sus felices años de estudiante universitario cuando tenía alguien con quien compartir la vida. Así, decide rememorar viejos tiempos y vuelve a la que fue su facultad. El destino lo unirá de nuevo a esa persona a la que tanto, aunque ha intentado olvidar una y otra vez, echa de menos: su ex novio Jaime.

A partir de entonces, pasamos del presente al pasado. El lector conoce así cómo fueron los años de estudiantes del protagonista. Sabremos entonces cómo ha llegado a ser lo que es. La novela trata sobre la madurez pero no sólo la sentimental sino también la profesional.

Una de las cosas que más me han gustado es lo bien reflejado, bajo mi punto de vista, que aparece el ambiente universitario. No hay excesos de descripciones físicas ni emocionales. Está en su justa medida.

Os dejo con el blog de la autora y con una pequeña entrevista.

Entrevista Nisa Arce - Doce campanadas

-Conociendo al escritor, se comprenden mejor sus escritos. Cuéntanos algo sobre ti.

Soy una chica de casi 28 años, natural de Gran Canaria, bastante normal, tal vez algo friki, jeje. Soy Técnico Superior en Realización de Audiovisuales y Espectáculos, estoy Diplomada en Relaciones Laborales y, puesto que actualmente me encuentro desempleada, estoy inmersa en una etapa de cambios, con el objetivo de focalizarme lo máximo posible en lo que realmente me gusta: el mundo de la escritura y la edición.

Mis mayores pasiones son la música, el cine, viajar y el manga. También soy redactora de la web Ramen Para Dos, donde colaboro realizando reportajes y reseñas.

-Como buena devoradora de libros que serás ¿Cuáles son aquellas obras que tienen un lugar especial en tu biblioteca?

Uff, muchas… Por citar algunas, La naranja mecánica, de Anthony Burgess, Las crónicas vampíricas y Las Brujas de Mayfair, ambas sagas de Anne Rice, cualquiera de Haruki Murakami, destaco Kafka en la orilla y Tokio Blues, la saga Cienfuegos, de Vázquez-Figueroa, Drácula, de Stoker… No tengo un género preferido en concreto; si me gusta la obra, me da igual que se trate de novela negra o de drama épico. Últimamente tiro mucho de obras clásicas en formato digital (Ebook), como Lolita, de Nabokov o La vuelta al mundo en 80 días, de Verne.

-“Doce campanadas” es una novela contemporánea sobre la madurez y el amor que se desarrolla en Canarias, tu tierra, y Madrid. ¿Qué te llevó a escribir la historia?

La raíz de “Doce campanadas” se encuentra en vivencias propias. Al igual que Doramas, el protagonista, me marché con dieciocho años recién cumplidos a Madrid para estudiar una carrera universitaria y recalé en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense. Aunque no llegué a concluir dichos estudios, tuve la oportunidad de conocer a fondo una ciudad con la que, a día de hoy, sigo teniendo una gran afinidad.

“Doce campanadas” no es una novela autobiográfica, ni mucho menos. Me gusta pensar que es un pequeño homenaje a esa etapa que comprende el salto desde la adolescencia a la edad adulta; a los amores que van y vienen, los amigos que nos marcan y permanecen a nuestro lado a pesar del transcurso del tiempo.

Así que podría decirse que lo que me llevó a escribir esta historia fue, en conclusión, la necesidad de plasmar las pequeñas y grandes cosas que he ido observando a lo largo de esa década crucial en la vida de tantas personas, donde tantos cambios se producen (la mayoría de edad, el primer trabajo, el asentamiento de buena parte de las relaciones sentimentales, los proyectos de emancipación) entre los dieciocho y los veintiocho, a las puertas de la treintena.

-¿Qué crees que aporta “Doce campanadas” a ese gran y diverso mercado literario?

Creo que es una novela con la que las personas de mi generación pueden identificarse fácilmente. Es una narración sencilla y directa, una historia urbana que, quizás como aliciente diferenciador, cuenta con el hecho de que la pareja principal está formada por dos chicos. Quise también con ella poner mi granito de arena para que el amor, en todas sus facetas, se normalice de una vez en este mundo nuestro, tras descorazonado a veces.

-Hasta darle vida a las palabras y verlas publicadas habrás recorrido un largo camino, aunque cabe decir que esta es ya tu segunda obra ¿Cómo ha sido el proceso?

El proceso de creación en sí no duró demasiado. Tardé unos cuatro meses en escribir el bruto de la novela, pero desde que la registré hasta que salió de la imprenta, transcurrieron casi dos años, durante los cuales probé a mandarla a algunos concursos y editoriales, sin éxito. Un día vi, por pura casualidad, un pequeño anuncio en un periódico donde se indicaba que La Página Ediciones abría su convocatoria para autores canarios de menos de treinta años, ya que estaban buscando obras inéditas para su colección La Página Joven. Se las envié casi por inercia, sin demasiadas expectativas, pero unos meses después recibí la llamada que todo escrito novel desea recibir: me dieron el sí.

Unos meses después, tras participar en el proceso de corrección, el libro fue presentado oficialmente en la XXII Feria del libro de Las Palmas de Gran Canaria, a cargo del editor Daniel María y el escritor Alexis Ravelo, y ya se encuentra distribuido por un buen número de librerías de todo el país. Ha sido duro y ha requerido largas dosis de paciencia (sobre todo por parte de mi novio, que es el que me aguanta las neuras) y un punto de suerte, pero ha merecido la pena.

-¿Qué le dirías a aquellos que quieren publicar sus escritos?

Que lean mucho, que se esfuercen día a día y que no decaigan en el empeño. Se toparán con muchos obstáculos a lo largo del camino, recibirán negativas (es muy duro encajarlas) y pensarán en más de una ocasión en tirar la toalla, pero hay que seguir adelante. También recomiendo no dejarse engañar por esas ofertas por parte de dudosas “editoriales” que, a cambio de pagar un dineral, te maquetan e imprimen determinadas copias de tu libro (la llamada co-edición). ¡Que no se dejen engañar! Una editorial seria jamás te cobrará por estos servicios: el escritor se ha de limitar a escribir, participar activamente en la promoción de su obra y recibir una retribución económica por sus derechos de autor.

-¿Podrías enviar un saludo a aquellos devoradores que estén leyendo estas líneas?

¡Muchas gracias a todos los que han dedicado una parte de su tiempo a leer estas líneas! Espero que se animen a leer “Doce campanadas” o cualquiera de mis otros trabajos y que, sobre todo, nunca dejen de devorar libros.
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Miles de gracias a Nisa Arce por compartir con todos su nueva novela. ¡Saludos devorador@s!

Brujería

15 junio 2010

Era uno de los seres fantásticos que me faltaba en la colección. Hablo de brujas en general, y de una llamada Annabel en particular. Allá que vamos con la reseña de la obra del escritor novel T.C. Ferri.

La joven protagonista, de quince años, vive en el pueblo de Kàrameth junto a su abuela, Klarytzelle, quien le ha enseñado los secretos de la brujería.

Al cumplir los dieciséis será oficialmente mayor de edad lo que le le permitirá conocer Nabhirú, la isla donde viven las brujas, y acudir con su abuela a las multitudinarias fiestas de palacio. Allí será donde conocerá al príncipe William, del que se enamorará hasta las trancas pero con el que no podrá estar hasta que rompa una maldición que impide a una bruja intimar con una persona “normal”, para que nos entendamos.

Annabel está decidida a acabar con ella para ser feliz pero este, de momento, será el menor de sus problemas pues el Jefe de la Religión de Kàrameth es hallado muerto. Lo han asesinado mediante un difícil conjuro de magia negra.

La familia real y el pueblo apuntan a las dos únicas brujas que conocen: la adolescente y su abuela. Por el crimen, ambas son condenadas a la hoguera pero con la ayuda de William, quien las cree, podrán salvarse SPOILER al menos, una de ellas.

Así huir y refugiarse será a partir de entonces su máxima prioridad. Primero, tendrá que demostrar que son inocentes, después, no le queda otra que acabar con la maldición para pasar el resto de su vida junto a William.

Aunque la historia me ha resultado amena, la forma en la que está escrita no me ha terminado de convencer. Bajo mi punto de vista, el autor repite los hechos, es decir, sucede un acontecimiento y aunque al lector le ha quedado claro, mediante los pensamientos de los protagonistas se vuelve a hacer hincapié en dicho suceso, como a modo de recordatorio, no sé si me explico. Le resta puntos también la reiteración de palabras en pocas líneas.

Eso en cuanto al cómo, pasemos ahora a los protagonistas. Creo que se podría haber exprimido la historia más. No es que no tenga acción, pero los personajes principales salvan los problemas pequeños, aquellos que tienen que resolver para solucionar los más grandes, con facilidad. Por ejemplo, a William no le resulta nada complicado hacerse con las pruebas que exculpan a Annabel y su abuela. Tampoco pido que tengan que acabar con el ciento y la madre, como dice el refrán, pero dificultarles las cosas hubiese hecho la historia más “movida”.

También podría haber sacado más jugo de dos personajes, aquellos que uno intuye “malos” desde casi que el comienzo de la trama. Lo sé, últimamente, "me pierdo" por los que pertenecen al lado oscuro.

Por cierto que, aunque apenas encontramos sobresaltos, sorpresas, hay una cosa que no me esperaba. Sabía que los animales jugaban un papel fundamental pero hasta ese punto no. Hasta aquí puedo leer.

Espero que los exámenes y el estrés no me estén volviendo tiquismiquis. La historia está bien, no me ha resultado pesada de leer y he acabado con ella en unos días. Sin embargo, tengo esos “peros” aunque ya sabemos que sobre gustos, colores. Como siempre os digo, leedla y juzgad por vosotros mismos, devorador@s.

¡Hasta la próxima!
Agradecimientos Éride Ediciones

Libronovela: Amor eterno

08 junio 2010

Tenía unas ganas locas de devorarla y muchas expectativas puestas en ella. Algo me decía que esta obra me iba a gustar. La opinión en la blogosfera no podía ser más positiva sin embargo, temía que después de todo pasara sin pena ni gloria por mi paladar letrero.

Ni falta hace que os diga que mi miedo era infundado. Bel: amor más allá de la muerte no es que me haya gustado, me ha encantado y creedme cuando digo que no exagero. Si bien no es un libro que me haya marcado, que me haya dejado una profunda huella, me ha hecho llorar de tristeza y de alegría, y eso ya es más de lo que me esperaba.

Bel ha muerto. Estaba en la flor de la vida, pero todo acabó. Aún no es consciente de que no pertenece a este mundo pero cuando lo sea, estar muerta será la menor de sus preocupaciones: tendrá que averiguar cómo murió y por qué su novio Ismael está postrado en una cama de hospital en coma.

La joven es una fantasma. Es un ser transparente, no atraviesa paredes, eso se lo deja a los ángeles de la guarda, aunque puede coger y mover objetos como le plazca. Si está cansada, ya que necesita dormir muchas horas diarias, pierde parte de su habilidad fantasmagórica puesto que deja de verse reflejada en los espejos y no puede atrapar cosas con sus manos.

Muerta, asistirá sin poder hacer nada al derrumbamiento emocional y físico de sus padres, Carlos y Blanca, echará en falta a su mejor amiga, Amanda, Amy para ella, y, sobre todo, querrá estar viva poder estar junto a Ismael al que jura amor eterno, más allá de la muerte. Por él, pondrá todo su empeño en descubrir qué ha pasado.

Belinda no estará sola al otro lado. Contará con la ayuda de Alma, una particular médium que hará todo lo que esté en su mano para “salvarla”.

Con las primeras páginas ya estaba emocionada. No es para menos. Care Santos consigue sumergirte en la historia de lleno desde el principio a través de un lenguaje sencillo. A pesar de que uno puede imaginarse perfectamente cómo ha muerto Bel, esto no le resta “gancho”. Es predecible en parte sí, pero aunque sabía quién había hecho que la joven no estuviese en este mundo no dejaba de asombrarme la maldad del personaje culpable.

Digamos que es una especie especial, para que nos entendamos, de telenovela, mejor dicho, de libronovela, que nos habla de amor, del verdadero, y sobre todo, de dolor, de rabia y de venganza. Engancha y bien.

La presentación está muy cuidada. Las páginas interiores tienen adornos a color, en rojo sangre-pasión y negro luto, que siguen la línea de la portada. Además, la escritora nos regala a los lectores pequeñas estrofas de canciones que sirven a Bel como energía, escucharlas le da, vida por decirlo de algún modo.

Con la novela… sonríes, te emocionas y cantas. ¿Qué más se puede pedir? ¡Saludos devorador@s!

Agradecimientos SM

Dos colores: morado y negro

03 junio 2010

Desde luego, no me va a ser difícil encontrarlo en las estanterías pues es el único libro de todos los que hay por casa que tiene los bordes de sus páginas tintados en negro. Por fin le ha llegado el turno a la última de las "criaturas letreras" del escritor catalán Francesc Miralles: RETRUM.

Christian tiene dieciséis años y desde hace más de dos vaga como un alma en pena. Desde que su hermano gemelo, Julián, murió en un accidente de moto no ha vuelto a ser el mismo. Se siente culpable por lo sucedido, él conducía, y nada ni nadie puede devolverlo a la "tierra". Está muerto en vida.

Sin embargo, tres jóvenes romperán con su rutina y de la noche a la mañana será uno más de la pandilla de chicos que visten con ropas negras, pintan su cara de blanco y sus labios de morado. Será una parte clave de un extraño club que lleva por nombre RETRUM y cuyos miembros tienen una obsesión: los cementerios y quienes habitan en ellos.

Junto a Lorena, Robert y Alexia vivirá una de sus peores pesadillas que tendrá su particular recompensa: conocerá a su media naranja, una de las chicas RETRUM. Un flechazo a primera vista hará olvidar a Christian su pasado y por primera vez en mucho tiempo verá luz en la oscuridad.

Además de los personajes mencionados, es importante el papel de Alba, la chica tímida compañera de pupitre del adolescente, que está colada por sus huesos. Viene a ser la típica "mosquita muerta" y dará mucho juego.

He leído la novela en un plis plas gracias, en parte, a la buena división de la obra que está estructurada en cinco partes más prólogo y epílogo. Los mini capítulos que nos encontramos dentro de cada bloque son muy breves, apenas llegan a las seis páginas. Asimismo, agilizan la lectura el lenguaje sencillo y nada enrevesado y cómo no, un argumento entretenido.

Una de las cosas que más me ha gustado ha sido el giro que da la trama a lo largo de las últimas cien páginas. Por una parte lo esperaba pero por la otra no, así que me ha sorprendido. ¿Lo que no me ha convencido? La historia de amor. Demasiado rápida, poco creíble pese a lo sobrenatural del ambiente. Basta con decir que la pareja Chris-Alba es la que tiene más chicha.

No obstante, gana puntos por el ambiente gótico que inunda los escenarios y el misterio que encuentras en sus hojas. La presentación, tanto externa como interna, no se queda atrás: portada de tapas duras y muy llamativa, acorde con la trama, cada bloque tiene además, un dibujo y al comenzar cada capítulo nos encontramos una cita sobre el dolor y la muerte que va desde fragmentos de canciones hasta frases de escritores, tanto españoles como extranjeros.

-Book tráiler:


¡Saludos devorador@s! :D

Agradecimientos La Galera

Norwegian Wood

01 junio 2010

Por fin he “catado” a uno de los grandes de la literatura japonesa: Haruki Murakami. No quise arriesgar y comencé por su obra más conocida, esa que le dio fama internacional, Tokio Blues. Tenemos una novela sobre la vida y la muerte, sobre el amor y el sexo, protagonizada por complejos personajes.

Toru Watanabe se acerca a los cuarenta. Su avión aterriza en Alemania. De fondo suena Norwegian Wood de los Beatles. La canción le trae recuerdos. Se traslada así a finales de la década de los sesenta, cuando tenía veinte años y creía que pasaría el resto de su vida junto a Naoko, la novia de su mejor amigo, Kizuki, un joven que se suicidó sin motivos aparentes.

Pasado un año del trágico suceso, Naoko y Toru W. se encuentran gracias a esas casualidades de la vida. No habían mantenido el trato pues era Kizuki quien los unía. A partir de entonces estrechan su amistad y juntos tratan de superar el pasado.

No será fácil. ¿Surgirá el amor? Por una parte sí, Watanabe siempre la ha querido y nunca la ha olvidado pero ella no deja ir a Kizuki. A pesar del tiempo transcurrido, él está muy presente en el día a día. Al morir se llevó consigo una parte muy importante de la vida de ambos.

Naoko no ha superado su fallecimiento y aunque ahora cuenta con el gran apoyo de nuestro protagonista, algo no va bien y la cosa parece ir de mal en peor. Así, ingresará en un centro especial para tratar de curar sus heridas. ¿La esperará Toru? ¿Logrará superar sus miedos y enfrentarse a la muerte de su novio?.

Hasta el momento, Watanabe desde que murió Kizuki ha ido de flor en flor sin embargo, el reencuentro con la joven cambiará su rumbo. Además, conocerá a otra mujer que será muy importante, Midori, y a otra más que le orientará y le ayudará con sus consejos a elegir un camino: Reiko.

También nos encontramos con dos personajes varones que no tienen desperdicio. Por un lado, el compañero de piso del protagonista, alias Tropa de Asalto, y, por el otro, Nagasawa, el amigo tengo-novia-pero-me-da-igual-y-hago-lo-que-me-da-la-gana. Sí, un buen “personaje”. Tiene siempre una respuesta para todo y no siente ningún tipo de remordimiento por ser infiel.

Tokio Blues es un canto a la vida más que a la muerte, bajo mi punto de vista, aunque la segunda está muy presente en sus cerca de cuatrocientas páginas. Hay sexo sí, pero también amor como ya os he revelado en el primer párrafo de la reseña.

La obra está narrada en primera persona lo que nos acerca más a los sentimientos y emociones que uno puede sentir cuando fallece alguien a quien se quiere. Los personajes son complejos. ¿Qué lleva a una persona aparentemente feliz a quitarse la vida? La respuesta no es sencilla.

Otro interrogante que se plantea el protagonista es si se opone la muerte a la vida o forma parte de ella. Como Watanabe, creo que la muerte está incluida en nuestras vidas. Es inevitable. En palabras suyas: “Es una realidad. Mientras vivimos, vamos criando la muerte al mismo tiempo. Pero ésta es sólo una parte de la verdad que debemos conocer (…) El conocimiento de la verdad no alivia la tristeza que sentimos al perder a un ser querido. Ni la verdad, ni la sinceridad, ni la fuerza (…) Lo único que puede hacerse es atravesar este dolor esperando aprender algo de él, aunque todo lo que uno haya aprendido no le sirva para nada la próxima vez que la tristeza lo visite de improviso”.

El que acabáis de leer es uno de los párrafos que más me ha gustado. De hecho, el libro está repleto de post it de colores que señalan aquellas hojas en las que hay alguna frase que merece la pena. La prosa sin duda es buena. A Haruki Murakami le gusta la filosofía y se nota. La trama avanza despacio, sin prisa pero sin pausa. De este modo, cuando pierde el ritmo el escritor incluye frases cortas, contundentes, que te animan a seguir leyendo.

Los diálogos son buenos y la pluma es irónica en ciertos momentos. Mientras lo devoraba se me ha escapado alguna que otra sonrisa que contrastaba con la tristeza de la historia y es que,es un drama y en toda regla. El final me ha gustado pero he echado de menos algún que otro párrafo que me aclarase qué había sido del protagonista veinte años después, pues no te habla nada del presente sino que todo es un viaje al pasado.

Está claro que repetiré con el autor aunque aún no sé por cuál de sus obras continuar. ¿Alguna sugerencia devoradores? ¡Hasta la próxima! :D

Propina virtual: Canción que da vida al título del post y a gran parte de la obra. El tráiler de la adaptación cinematográfica no lo he localizado aunque su estreno parece estar previsto para finales de año.

Agradecimientos Tusquets Editores